
Por Sofía Saturno
Con más de 300.000 ambulantes en la capital, la campaña navideña intensifica la presencia de comerciantes informales en puntos críticos como Mesa Redonda, Gamarra y el Cercado de Lima, generando oportunidades económicas y desafíos para la gestión urbana.
Cada 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial del Vendedor Ambulante, una fecha que busca visibilizar la realidad de millones de trabajadores informales en el mundo. En el Perú, esta actividad es parte del paisaje urbano y constituye un sustento vital para miles de familias que dependen de la venta diaria en las calles.
Según estimaciones de la Municipalidad de Lima y el INEI, en la capital existen más de 300.000 vendedores ambulantes, de los cuales cerca del 70% se concentran en zonas de alta actividad comercial como el Cercado, La Victoria y San Juan de Lurigancho.
El inicio de la campaña navideña 2025 ha intensificado la presencia de ambulantes en espacios emblemáticos como Mesa Redonda, donde miles de comerciantes informales ocupan calles y veredas, generando aglomeraciones y caos vehicular.

En Gamarra, el emporio textil más grande del país, la situación es similar. Los ambulantes se instalan en las principales avenidas ofreciendo ropa, juguetes y artículos de temporada, lo que genera fricciones con los comerciantes formales que reclaman mayor control municipal.
La Defensoría del Pueblo ha advertido que la falta de espacios regulados para el comercio ambulatorio incrementa los riesgos de seguridad, especialmente en campañas de alta demanda como la navideña, donde el flujo de compradores se multiplica.
En zonas como Mesa Redonda y el Mercado Central, la presencia de ambulantes puede superar los 10.000 vendedores diarios durante diciembre, según cálculos de asociaciones de comerciantes.
El fenómeno no es exclusivo del Cercado. En distritos como Comas, San Juan de Lurigancho y Villa El Salvador, el comercio ambulatorio también se expande en avenidas principales y paraderos de transporte público, convirtiéndose en un motor económico informal.
Para muchos emprendedores, la campaña navideña representa la oportunidad de duplicar o triplicar sus ingresos, aprovechando la alta demanda de juguetes, ropa y artículos de decoración. Sin embargo, la informalidad limita su acceso a créditos y programas de apoyo empresarial.
La Municipalidad de Lima ha anunciado operativos de fiscalización para recuperar espacios públicos, pero los resultados suelen ser temporales. Tras cada intervención, los ambulantes regresan a las calles, evidenciando la falta de soluciones estructurales.
Expertos en economía informal señalan que el comercio ambulatorio en Lima refleja la brecha laboral y la falta de empleo formal, pues más del 70% de la población ocupada en el país trabaja en condiciones informales, según el INEI.

En el contexto navideño, el comercio ambulatorio también se convierte en un espacio de innovación y emprendimiento, donde pequeños vendedores adaptan sus productos y estrategias para captar clientes en medio de la competencia feroz.
La convivencia entre comercio formal e informal sigue siendo un reto. Mientras los empresarios formales reclaman orden y seguridad, los ambulantes exigen reconocimiento y espacios dignos para trabajar.
