
A pesar de los cuestionamientos en su contra y su irregular designación por la expresidenta Dina Boluarte, continúa encabezando la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) Alejandro Oviedo Echevarría. Es rechazable el uso político de esta institución clave para la seguridad del Estado.
Como se recuerda el nombramiento de Oviedo fue oficializado el 31 de mayo de este año, poniendo fin a la gestión de Max Ahuamán Centeno quien se desempeñaba exitosamente frente a la DINI con célebres operativos.
La Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) es una de las instituciones más cruciales para la seguridad y estabilidad de un país, encargada de recopilar y analizar información estratégica que sustenta las decisiones de Estado. Es por ello que sigue siendo cuestionable que Oviedo siga al frente de esta institución vital sobre todo en momentos que el país atraviesa una crisis en seguridad ciudadana que ha ocasionado la muerte de muchos inocentes.
Ahora aparte de lo controvertible de su gestión se le acusa de sabotear el gobierno de José Jerí para que sea destituido. No es una novedad que fue elegido y puesto en el cargo en la DINI por el expresidente del Consejo de Ministros Juan José Santiváñez.
Cabe recordar, que la periodista Claudia Toro, indicó que cuando Oviedo fue anteriormente Director de Inteligencia participó en el chuponeo contra el exmandatario Alan García, en complicidad con Colchado le entregó 17 millones de soles de la DIRIN: Dirección de Inteligencia de la PNP.
Algunas perlas que recordar sobre Alejandro Oviedo:
En 2021, la Segunda Fiscalía Provincial Corporativa Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios abrió una investigación en su contra en el marco del caso ‘Los Mercaderes del Centro’.
El Ministerio Público allanó sus propiedades por presuntas compras irregulares de mascarillas durante la pandemia, proceso que habría generado un perjuicio económico superior a los S/ 124 millones.
La Contraloría, en su momento, lo señaló como responsable de adjudicar la adquisición de 20,000 unidades a una empresa sin la experiencia técnica necesaria y cuyo gerente era un oficial activo de la Policía Nacional.
Ese mismo año, Oviedo integró el equipo de transferencia del Ministerio del Interior designado por Perú Libre, partido que llevó a Pedro Castillo a la presidencia.
Además, el general en retiro arrastra dos investigaciones administrativas en la Oficina de Asuntos Internos del Mininter.
Una de ellas vincula a Oviedo con irregularidades en la compra de bienes y otra con la presunta omisión de sus deberes durante la custodia de un testigo protegido. Pese a este historial, el Ejecutivo optó por colocarlo al frente del sistema de inteligencia nacional.
Durante el gobierno de Francisco Sagasti, las autoridades lo pasaron al retiro, pero Oviedo intentó revertir la medida presentando una demanda ante la Corte Superior de Justicia de Junín, que finalmente declaró infundado su pedido.
Años antes, su nombre también apareció en una denuncia por interceptaciones telefónicas durante el segundo gobierno de Alan García. “Se trató de una operación de inteligencia para la seguridad”, argumentó en su defensa.
En contraste, Max Anhuamán lideraba la DINI con perfil técnico y resultados concretos en la lucha contra el crimen organizado, según fuentes cercanas a la institución. Su repentina salida causó alarma dentro y fuera del sector inteligencia.
Detrás del cambio, distintas fuentes apuntan directamente al presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana, como promotor de esta decisión. Analistas advierten que el reemplazo responde a la necesidad de controlar espacios estratégicos del aparato estatal y proteger intereses particulares.
