
Para evitar riesgos, los pacientes deben dar información completa sobre su historial y alergias.
Una de las principales carencias en la formación médica es la falta de espacios para integrar la teoría y la práctica en entornos similares a un hospital. Esta brecha genera incertidumbre sobre si los futuros médicos están realmente preparados para enfrentar casos complejos. Para resolver este problema, se está impulsando la simulación clínica, una práctica que utiliza tecnologías como la realidad virtual y los modelos 3D para entrenar a los estudiantes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los errores médicos son un problema grave y prevenible a nivel mundial. Uno de cada diez pacientes sufre daños durante su atención, y más de la mitad de estos casos podrían evitarse. Estos errores no solo comprometen la vida de los pacientes, sino que también generan costos millonarios para los sistemas de salud. La OMS estima que invertir en seguridad del paciente puede reducir daños hasta en un 15%.
La mayoría de estos fallos no son culpa del personal, sino de problemas sistémicos, como la falta de protocolos, deficiencias tecnológicas y sobrecarga laboral. Por eso, la seguridad del paciente requiere un enfoque integral, que combine procesos claros, equipos bien entrenados, el uso de tecnología avanzada y la participación activa de los pacientes y sus familias.
Ante este panorama, la formación médica moderna está incorporando centros de simulación avanzada, donde los estudiantes pueden practicar en un entorno controlado y seguro. Esto les permite fortalecer sus habilidades clínicas y de comunicación sin poner en riesgo a los pacientes. Según el Ministerio de Salud (Minsa), estos centros pueden reducir los errores médicos hasta en un 30%.

Para el doctor Hugo Palomino Cavero, la capacitación continua del personal de salud es vital para reducir errores y fortalecer la confianza con los pacientes. Sin embargo, los pacientes también tienen un papel fundamental: deben proporcionar información completa sobre sus antecedentes y alergias, y hacer preguntas sobre sus tratamientos. La simulación clínica se complementa con la supervisión efectiva de profesionales, protocolos de seguridad sólidos y una evaluación constante.
Un ejemplo de esta evolución es el Centro Interdisciplinario de Simulación Avanzada de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH). En sus instalaciones, los estudiantes interactúan con simuladores que reaccionan como pacientes reales, reproduciendo signos vitales y respuestas fisiológicas. Los futuros médicos enfrentan casos de emergencia, toman decisiones en tiempo real y reciben retroalimentación inmediata, lo que les permite llegar al hospital con una mejor preparación.
Según el rector de la UPCH, Enrique Castañeda, este enfoque contrasta con el modelo tradicional, donde los estudiantes aprendían directamente con los pacientes. Ahora, la simulación garantiza que los alumnos se familiaricen con los procedimientos de manera segura antes de trabajar con personas reales.
Además, en el área de Estomatología, los alumnos utilizan un simulador óptico 3D que reproduce la sensación de trabajar en un diente real, permitiéndoles practicar y ganar confianza. Estas herramientas marcan un avance en la educación médica en Perú, priorizando la seguridad del paciente y la calidad de la atención.