Ante la creciente inseguridad, familiares de difuntos en el cementerio Santa María de Bayóvar, en San Juan de Lurigancho, comenzaron a exhumar los cuerpos de sus seres queridos.
Según reportó América Noticias, muchas tumbas han sido abiertas y algunos féretros forzados durante la madrugada.
Trabajadores del camposanto señalaron que el recinto funciona las 24 horas del día, pero no cuenta con vigilancia. La única reja de ingreso puede ser fácilmente vulnerada, lo que ha convertido el espacio en refugio de personas en situación de calle y delincuentes. Algunas lápidas han sido robadas y varios féretros presentan signos de deterioro.
Ante esta situación, por temor a profanaciones, los familiares acuden de madrugada para retirar los restos y trasladarlos a otros cementerios o proceder a la cremación.
Vecinos y trabajadores han pedido la intervención urgente de la municipalidad y de la Policía Nacional del Perú, debido al impacto emocional y a las condiciones precarias del lugar.
